Vaga destreza me inunda a diario, pero entre aciertos e inciertos encuentra su andamio, que no sube ni baja, ni abre ni cierra, camina a oscuras pandeando entre un palo mal atado, manejado por el viento que empuja y empuja hasta tirarte, dejarte en el suelo y atarte de manos... equilibrio hecho deseo, mal acondicionado, agravante de ser consciente de la ilusión de haberse subido a ese palo, sin saber quien te espera al otro lado.
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